lunes, 31 de mayo de 2010

Los herederos


Durante abril en la ciudad de México salió a la venta el documental de Eugenio Polgovsky llamado Los Herederos, el cual tuvo una gran campaña mediática para ser un documental mexicano y en su momento estuvo en nueve salas.

El documental está filmado en ocho estados de la república: retrata niños y niñas trabajando. De acuerdo al director es un retrato de sus vidas y sus actividades como campesinos, pastores, tejedores y artesanos. El nombre hace referencia a la herencia de miseria que generación tras generación recibe la infancia rural, en su mayoría indígena.

Muestra incansablemente una parte de las actividades de la infancia desde una forma peculiar de documental llamado invisible, dónde Eugenio sólo acompaña, observa a través de la cámara, no habla, no interactúa, sólo nos muestra la parte que desea de esta realidad. Debo reconocer que en un documental que busca sensibilizar sobre las condiciones en las que viven niños y niñas en las zonas rurales. No me gusta este estilo, conocer no te lleva a la acción, darte cuenta de que las condiciones son duras para ellos no necesariamente hacen un cambio; a diario tenemos contacto con la pobreza urbana y la necesidad de pedir dinero que tienen familias enteras que han migrado buscando una mejor vida, sin embargo ya somos insensibles a esto.

Existe un fuerte debate sobre el trabajo infantil, esta película aporta elementos a una de estas posturas: la que considera inadecuado cualquier forma de trabajo infantil y en este sentido criminaliza el entorno familiar o social que lo permitan.

Esta película muestra niños y niñas en su entorno habitual con las labores que implican, pocas hacen referencia a la explotación laboral –con la que no estoy de acuerdo–; si bien es cierto que Polgovsky busca sensibilizar al público sobre lo duro que son las condiciones en las que se encuentran los niños y niñas en comunidades rurales e indígenas, genera en el público la sensación de lo cruel que son las condiciones de vida y la cantidad de labores pesadas que sólo ellos realizan. Las imágenes mostradas son únicamente de los niños trabajando, las niñas tejiendo, niños cargando leña, un niño cargando dos botellas de refresco con agua, una niña dando de comer al cerdo entre otros.

Las expresiones de los espectadores son en el sentido de cómo es posible que un niño tan pequeño tenga que acarrear agua, sin considerar que con los cuatro o seis litros que carga el niño no cubrirán las necesidades de agua de la familia, en las imágenes no vemos detrás a la madre cargando las cubetas de mucho mayor peso, como generalmente sucede. El refresco, para muchas familias mexicanas, es indispensable tanto que no vemos mal que un niño cargue una o dos botellas del mismo; en la película vemos a una niña alimentando al cerdo, lo tachan de trabajo infantil; una madre manda a darle de comer al perro y eso no es trabajo infantil.

De igual manera se aprecia como trabajo infantil al niño que hace alebrijes, si fuera una niño en la ciudad haciendo figuras de plastilina que por ser artísticas se vendieran creo que no lo veríamos como trabajo infantil, la sensación de la película te deja por igual sintiendo que la niña que está tejiendo también es explotada y condenada por sus circunstancias a trabajar.

La otra postura sobre el trabajo infantil lo reconoce como parte fundamental del desarrollo de las personas, además de considerar que en ámbitos indígenas el aprendizaje de técnicas tradicionales (bordados, tejidos, arte entre otros) forma parte indudable de la cultura, misma que se trasmite desde el nacimiento. En ámbitos rurales el aprendizaje de técnicas de cultivo es necesario para garantizar la sobrevivencia alimentaria.

Si bien es cierto que niños y niñas participan trabajando para la obtención de ingresos cuando la familia migra, estos recursos son parte del ingreso familiar y no son el único sustento. No se puede negar que también presenta algunas escenas de explotación laboral infantil – zafra o fabricación de ladrillos– o trabajos que representan un riesgo para niños y niñas como lo es el trabajo en campos agrícolas.

La gran sensibilidad que despertó este documental, además de la calidad cinematográfica, ha sido reconocida con premios nacionales e internacionales: el Gran Premio “Coral” Mejor Documental (La Habana, Cuba); Arieles (mejor documental, mejor edición); Julio Pliego-Tv UNAM, al Mejor Documental; Premio al Mejor Documental, en FIDOCS (Santiago de Chile); Premio “FEISAL” (Guadalajara, México); y el Premio “José Rovirosa” otorgado por la UNAM por mejor documental mexicano.

Director: Eugenio Polgovsky

Género: Documental

Participantes: Yazmin Anaya, Xiadani Gutiérrez, Macaria Tejada, Guadalupe

Anaya, Eleuterio Díaz, Candelaria Díaz, Felix Hernández, Chano Tapia, Jesus Tapia,

Agustina Molina, Josefina Reyes, Wilfredo Tejada, Noemí Flores, Rosa González Oliva

González, Regino Contreras, Adrian Contreras, Graciano Muñoz, Carlos Alvarado,

Consuelo Fuentes, Alejandra Méndez, Ema Hernández.

Música: Banda Mixe de Oaxaca

Duración: 90 minutos

Mexico 2008

Página oficial

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